miércoles, 20 de mayo de 2009

Días extraños


Días extraños
Género : poesía

Esta obra de Víctor Hugo Arévalo Jordán, surge desde la evocación, evocación del ayer, de la muerte como un irse por decisión propia, no personal sino de un ser tan sagrado como es la Mujer —y esto nos trae a colación un poema publicado en 1977, “Piedra Húmeda” dedicado a una mujer-amiga. Ante esta decisión el poeta re-nace, nace de nuevo, pero ahora sin el apoyo de la Mujer, maternal a veces, por eso nos dice “nuevamente abrí los ojos”, porque con ella los abrió por vez primera, ahora lo hace solo y el espectáculo es otro, sólo es congoja, angustia, anhelo de pasado... Es “profunda emoción recordar el ayer”...

La muerte es para el poeta una partida, un irse con un deseo ferviente de los que pisan aún la tierra, “llegar” a la Gran Casa... Casa Eterna, lugar al que partimos apenas nacemos, porque nacer, es empezar a morir, es comenzar a irnos cada día sin saberlo, a irnos cargando en nuestro bolso, nuestras obras, y nuestra magia, para dejar en la partida definitiva, el dolor del ya no estar, del ser solo un recuerdo que a veces carcome, un silencio que despliega ausencias, imágenes, sensaciones, olores y abandono...
Prof. Claudia Suppo


Fragmento



Yo estaba en otra cosa cuando
Al final de Diciembre y de sorpresa
Tomaste decisión propia, tu costumbre,
Optaste por no respirar, y te fuiste,
Como si fuera posible, solo cerrar los ojos
Entrar en el silencio tenue de la tarde
En pleno verano, y terminar, como si nada
Hubiera pasado, mujer de blanca piel y
Ojos de cielo, esos eternos ojos de cielo
Que no dejan nunca de mirarme.




COMO NO EXTRAÑAR EL DESORDEN

Como no extrañar el desorden,
Los libros abiertos en el suelo
Amigos y mujeres de ternuras escondidas,
Colillas y quemaduras en los tejidos,
Nosotros hilando el futuro
Como si de nosotros dependiera

Enfurecidos a ratos, enfebrecidos
Destrozando vidas de papel
Quemando injusticias dibujadas al carbón
Y miradas de ternura en tus ojos mujer

Pasado no muerto
Rebeldía no derrotada nunca
Mas prudente y menos iluso
No me callo, y sigo mi caminar por la lluvia
Que no me da el cuero
No importa
Que me muero no importa
Si otra vez
Veo tus ojos llenos de ternura

Pero no creo en los milagros,
Los sentí toda la vida
Pero no los vi, no los vi
No los pude ver
No puedo admitirlos
Porque seria un fracaso.

Siguen los amaneceres de poemas perdidos en la memoria
Pocos sobre el papel
Para que, para que divertir a infelices intelectuales,
Para que confesar mi amor por los inviernos
Los otoños, los veranos...
Las primaveras no mi amigo
Eso lo hacen los educados
Y algunos estúpidos también,
Como contarles los infinitos espacios
Esparcidos en tu piel blanca como la nieve
Y la ternura infinita de tus ojos
Que soy mito, leyenda y sueña
Cuando los veo.

Mañana será otro día me repetirán los irónicos
Pero tu mirar me lo llevare
Siempre
Silbando
A más no poder.


DESCIENDEN AIROSOS
Sembradores de sueños
En tatuajes de claveles yertos
Que otrora conmigo se congojaron

Vinieron los sembradores de cantos
En tatuajes de ríos con ojos áureos
Que otrora conmigo se congojaron

Vinieron los sembradores de trigo y besos
Con guitarras viudas y lloronas
Que otrora se congojaron conmigo.

Pero esta vez
Ya no se congojaron.
Ay del silencio, el silencio...


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